Cartas póstumas desde Montmatre, de Qiu Miaojin

Por Begoya Vilanova Tarrazona

AUTORA

Qiu Miaojin  nació en 1969 en Taiwán, específicamente en el distrito de Changhua. Durante su juventud, estudió en una escuela femenina de prestigio y posteriormente se graduó en psicología en la Universidad Nacional de Taiwán. Con 25 años se mudó a París para continuar sus estudios de postgrado en psicología clínica y feminismo, pero poco después acabó con su vida. Antes de morir, participó en algunos proyectos como la dirección de un cortometraje en París, trabajó como reportera en The Journalist y publicó su primera novela: Apuntes de un cocodrilo. Además, escribió algunos cuentos que fueron publicados póstumamente, junto a Cartas póstumas desde Montmartre, publicada en 1996, tan solo un año después de que Qiu Miaojin, se suicidara

Cartas póstumas desde Montmatre

RESEÑA

Esta obra, tal y como su nombre indica, se trata de una recopilación de cartas escritas por la misma autora y dirigidas a una supuesta amante, en donde reflexiona y medita sobre temas como la sexualidad, el amor, el género y la muerte misma, mientras que a su vez narra sus vivencias en París, Tokio y Taipéi. Tras haber vivido un amor especialmente intenso con la mujer a la que le dedica las cartas, esta se desnuda a través de sus escritos y profundiza sobre sus vivencias y emociones tras perderla. Estas cartas, según Qiu Miaojin, pueden ser leídas en cualquier orden que el lector desee y no se encuentran ordenadas a la perfección a lo largo de la obra, dotando al lector de la libertad de interpretarlas a gusto personal. Esto es debido a que algunas de ellas quedaron olvidadas tras escribirse y no fueron enviadas cuando debían, por lo que se incorporaron a la totalidad de la obra cuando Qiu las encontró entre sus cajones.

Nos enfrentamos a textos muy crudos, en donde Qiu narra algunas de sus reflexiones más personales derivadas de la desgarradora situación emocional por la que estaba pasando. En estos, se lamenta la ruptura, aborrece y desprecia en repetidas ocasiones a la mujer que tanto jugó con ella y la hizo sufrir. Pero también la ama con locura y ansía el día en el que vuelvan a estar juntas, reiterando que nunca jamás será capaz de amar a una mujer de la manera en la que ha amado y sigue amando a su expareja.

A lo largo de la obra, presenciamos un choque de ideas constante de una carta a otra, además de intercalar su propia reflexión personal con algunas narraciones más ligeras. A través de estas nos cuenta sobre su vida en París, desde cosas banales como su relación con su compañera de piso, como también puntos de inflexión a lo largo de sus últimos tres años de vida, que coinciden con el inicio de su relación y su sucesiva ruptura. Siendo una gran fanática del cine y la literatura, se siente hipnotizada por las películas de Theo Angelopoulos y utiliza un sinfín de referencias literarias en la novela. Estas obras le acompañan en su día a día como estudiante extranjera, mientras va conociendo y profundizando con mujeres con las que coincide en sus círculos o con quienes retoma una relación tras la ruptura. Todas son bastante diferentes las unas de las otras, tanto por sus edades, como por sus circunstancias personales y pasados, y esto motiva a Qiu a profundizar sobre qué es lo que siente por cada una de ellas. Analiza temas como la atracción sexual y la capacidad de amar profundamente a alguien tras salir de una relación complicada, además de apoyarse y aprender de estas mujeres.

Algo que me sorprendió fue que sus reflexiones rozan lo espiritual en repetidas ocasiones. En estas, la autora hace una clara distinción entre lo terrenal e incorpóreo y defiende que, tras la muerte, las almas que en tierra aman de forma incondicional volverán a unirse tras la separación del cuerpo. También reitera que las almas prevalecen ante todo y que, aunque no se encuentre en buenos términos con su anterior pareja, es conocedora de que sus almas nunca podrán separarse, pues estas son sabedoras de su fuerte conexión y puras intenciones y volverán a reunirse tras la muerte de ambas. Conectándolo con el tema de la sexualidad y el sexo, comenta que, aunque sea plenamente consciente de que siempre se ha sentido atraída por mujeres a lo largo de su vida, sí que ha experimentado con hombres con los que ha sentido una fuerte conexión emocional entre sus almas. Para ella es algo vital en su filosofía y lo tiene muy presente en sus ideas, siendo esta una de las razones de peso por las que no le teme a la muerte.

Su visión de la muerte y el suicidio es también un punto interesante de sus cartas. Desde un punto de vista más “clínico”, menos emocional, basta con leer un par de cartas para que el lector sea consciente de que era una mujer mentalmente inestable. Posiblemente sufriera un periodo de depresión severa que solo se agravó con la ruptura de su expareja, lo que le hizo entrar en una espiral de escritura bastante intensa, tajante con sus ideas y un tanto suicida. Pero también le hizo liberarse, no solo en sus escritos, sino en su vida misma. Qiu Miaojin perdió completamente el miedo a la muerte tras ser traicionada por la que era su gran amor. Buscó descargar el rencor que sentía por su expareja a través de las cartas, esperando que cuando acabase de escribirlas, ese sentimiento dejase de existir en sus entrañas. Pero también sabía que, si no cumplía su objetivo, no sería capaz de seguir viviendo en un cuerpo que la odiaba. Por ende, abraza el suicidio como salida de esta situación, pero no necesariamente lo ve como un final, volviéndolo a conectar con la idea de las almas.

La intensidad y honestidad con la que escribe es, a mi parecer, uno de los puntos clave de la que es aclamada como “su obra maestra”. Estos escritos son una puerta que nos conduce directamente a lo más profundo de la autora y en donde se inmortalizó por completo antes de morir. Esto puede ser lo que más me ha hecho empatizar y conectar con ella como lectora, el saber que al final, fue una mujer que sintió, una mujer que existió y que abrió su alma de par en par para dejar por escrito todo aquello por lo que estaba pasando. Una mujer que, como cualquier otro ser humano, tenía pensamientos y actitudes buenas, como también pensamientos y actitudes desagradables. Las cartas, siguiendo su naturaleza espontánea, a veces son irritantes, necias, mientras que en otras ocasiones son tristes, felices o incluso neutras. Ciertas cartas te hacen llorar, mientras que otras te llevan a conocer un nivel de indignación y enfado al que ni siquiera sabías que podías llegar. Como lectora, considero sumamente importante conectar con los autores de esta clase de obras, abrirnos y ser capaces de sentir todo aquello que estos buscaban transmitir, independientemente de que lo consideremos moralmente correcto o incorrecto.

El suicidio de la autora y la consecuente publicación de este libro marcó un antes y un después para la comunidad queer en Taiwán. La imagen de Qiu Miaojin fue elevada a mártir y sus escritos acabaron convertidos en obras de culto para todas aquellas personas con un género u orientación sexual disidentes al establecido socialmente, e incluso se incorporaron en la escena incipiente homosexual del país términos acuñados porella en sus obras. Su importancia dentro de la literatura china escrita por mujeres es indudable. Sus escritos, en los que trataba su expresión de género y sexualidad con total naturalidad en un ambiente de reciente liberación de represión política por parte del Kuomintang funcionaron como imagen de contracultura, movilizando y unificando a la comunidad LGTB+. Hoy en día es respetada a nivel nacional por su capacidad de escritura, siendo sus obras admiradas y estudiadas tanto en centros educativos como por escritores. Considero de vital importancia que las personas, y especialmente las mujeres, tengamos referentes femeninos de todo tipo (expresión de género, etnia, sexualidad, etc.), que nos ayuden a nutrirnos como individuos y ser capaces de romper los límites que se nos ha impuesto desde una sociedad cisheteropatriarcal. Desde mi punto de vista, Qiu Miaojin es una excelente autora con la que empezar a introducirse en la literatura queer de Asia Oriental, con la pretensión de conocer otros puntos de vista fuera del patrón “blanco occidental”.