K. El arte del amor, de Hong Ying

por Irene Martínez Martínez

SOBRE LA AUTORA

Nuestra autora, Hong Ying, nació el 21 de septiembre de 1962 en Chongqing, China, en el seno de una familia pesquera de bajos recursos, con muchos hermanos, a la que tampoco ayudó la situación general del país en medio de la crisis del Gran PasoAdelante y la Revolución Cultural. Cuando ella era pequeña, su padre enfermó y su madre tuvo que hacerse cargo de sacar adelante a ella y a sus hermanos.

Su carrera literaria comenzó como escritora independiente, siendo una de las primeras. Después de estudiar en la Academia deEscritura Creativa Lu Xun, se marcharía a vivir a Londres, en el Reino Unido. Sus novelas alcanzaron un gran éxito internacional y han sido traducidas a muchos idiomas, incluida su autobiografía Hija del río, probablemente su obra más aclamada. A inicios de los 2000 volvió a Pekín, aunque su vida seguía transcurriendo a caballo entre China y el Reino Unido. En la actualidad, también hay periodos de tiempo en los que reside con su marido y su hija en Italia. El libro que se tratará enesta reseña, K. El arte del amor, le ha traído algunos problemas a la autora en la vida real, ya que la hija de Ling Shuhua, la protagonista femenina de la novela y una de las escritoras más destacadas de comienzos del siglo XX, la denunció por difamación (totalmente válido bajo la ley china porque se estipula que la gente ya fallecida también tiene derecho a ser protegida de falsas ideas sobre su persona), pero perdería el caso contra la autora.

K. El arte del amor

RESEÑA

La novela K. El arte del amor nos narra la aventura entre Julian Bell, sobrino de la conocidísima Virginia Woolf, y Lin,escritora muy aclamada en su época y mujer del decano de la universidad en la que Bell comienza a trabajar en China. Las características de la personalidad del protagonista se observan desde el principio de la novela, aunque a lo largo de esta vayan adquiriendo diferentes formas y matices. Es un hombre muy joven, criado en la cuna aristocrática inglesa, y la inmadurez y poca experiencia “real” de vida que ambas cosas pueden conllevar se contempla en su relación con Lin, pero también en su relación con la revolución.

A Julian se le retrata como extremadamente indeciso, con aires de arrogancia, totalmente ligados a su crianza. Se nos cuentauna y otra vez cómo de diferente fue su infancia; rodeado de personas liberadas sexualmente, con ideas progresistas, intenta hacer creer a las personas que le rodean que ese es el motivo de su rechazo al matrimonio, aunque acabará aceptando que la razón es otra, que hace que se arroje un poco más de luz a la situación, y es la extraña relación platónica que tiene con su madre. Él mismo afirma que nunca nadie podrá llegar a la belleza e intelecto de su madre. Tienen una relación que en momentos puede incluso provocar la incomodidad del lector. Parte de su gran indecisión sobre su relación con la protagonista, en mi opinión, reside en que su madre no le puede dar el visto bueno, no puede conocerla y “aprobarla”.

En ocasiones, es muy arrogante, y la autora nos muestra un doble pensamiento que resulta altamente interesante: Bell cree en la revolución, tiene ideas progresistas e incluso se muestra profundamente consciente del racismo que esconden muchos extranjeros residentes en China por negocios. Aun así, él también tiene pensamientos que, aunque más sutiles, demuestran que aún se cree intelectual y moralmente superior. A menudo, desprecia a los artistas que tantoLin como su marido admiran; considera que los chinos son unos salvajes en la guerra y que los occidentales son mucho más civilizados. También se burla al principio de las creencias de Lin en cuanto al taoísmo, y otras tradiciones.

Otra característica a destacar es que, a pesar de tener relaciones tan significativas con mujeres en su vida como su madre o su tía, tiene desprecio por aquellas que muestran sus emociones, categorizándolas de “histéricas”, una connotaciónque seguro que a muchas de nosotras nos sabe amarga. En el contexto de la época es entendible, pero también cabría esperar más de un hombre criado en sus circunstancias.

La relación entre los protagonistas es para mí un poco misteriosa, es decir, está más que nada basada en el placer físico y, sin mucha explicación, ambos se enamoran. Supongo que la autora quiere otorgar el mérito del nacimiento de los sentimientos a las prácticas taoístas, otro eje central de la obra. Lin nos cuenta cómo su madre, concubina, consigue enamorar a su padre completamente mediante las técnicas sexuales del taoísmo, un arte milenario que busca la juventud eterna mediante diferentes prácticas sexuales, y su madre se las enseñó a ella. Esta es una de las partes que más interesantes me han parecido de la novela, la dicotomía entre la vida pública de Lin, mujer intelectual conocida por su escritura, y su vida privada con sus creencias que podrían ser consideradas esotéricas. Bell es reacio al principio, pero a medida que avanza la trama se va prestando más a la experimentación. Este aspecto “oscuro” de Lin me parece enormemente atrayente porque muestra a una mujer que, a pesar de estar enterada y preocupada por la sociedad que la rodea, también es una mujer firmemente atada a su tradición y en ella conviven ambos mundos en cierta armonía. A la vez también es lo que provoca que Bell se replantee su superioridad moral por no creer en nada más allá de la ciencia, debido a que su admiración por Lin hace que sutilmente nazca su admiración por la tradición china.

También me gustaría hablar sobre la relación de Bell con la revolución. Como he mencionado antes en esta reseña, estambién confusa y está llena de altibajos. Tiene firmes convicciones revolucionarias, pero durante la mayor parte de la novela tampoco está en la parte principal de sus pensamientos, dejándose llevar por los “placeres amorosos”. Así como es de indeciso sobre sus sentimientos hacia Lin, lo es también sobre qué papel jugar en dicho alzamiento. Es muy impulsivo, otro signo de inmadurez, por lo que tiene arrebatos en los que se lanza hacia las garras de lo injusto, pero en cuanto ve la realidadque se esconde detrás de lo que conlleva una revolución, se acobarda. Parece que todo, en la vida de Julian Bell, responde a este patrón: incertidumbre, acción, miedo, y más incertidumbre.

Como conclusión, esta novela es muy interesante para conocer los dos mundos que convivían en la China de los años 30, la tradición aún viva de la recién acabada era dinástica y el nuevo pensamiento, sobretodo de carácter comunista, y el papel que los extranjeros jugaban en todo ello. Aunque Bell pueda resultar insufrible yconfuso a veces, refleja la sociedad inglesa peculiar en la que él creció, diferente a muchos de los hombres que leemos de su época.