Leftover Women: The resurgence of gender inequality in China, de Leta Hong Fincher

por Paula García Polo

SOBRE LA AUTORA

Leta Hong Fincher, escritora estadounidense nacida en Hong Kong, graduada magna cum laude en Lenguas y Civilizaciones de Asia Oriental en la Universidad de Harvard, actualmente es investigadora asociada en el Weatherhead East Asian Institute de la Universidad de Columbia. Ha colaborado en medios como New York Times, Washington Post, The Guardian, Harper’s Bazaar, entre otros. Ganadora de premios como el Sigma Delta Chi de la Sociedad de Periodistas Profesionales. Su libro Leftover Women de 2013 fue nombrado uno de los cinco mejores libros chinos del año por ChinaFile de la Asia Society y uno de los mejores libros asiáticos del año por Asia House. Estuvo en la lista del New York Times de libros recomendados sobre China en 2018, en 2023 se editó como motivo del décimo aniversario y fue nombrado uno de los mejores libros en China Books Review ese año.

Leftover Women

RESEÑA

Introducción

El libro Leftover women de 2013 nos presenta a las “mujeres sobrantes” en China. Shèngnü 剩女 es un término despectivo usado por los medios para hablar de las mujeres que no están casadas ni tienen hijos.

Tras más de dos años de investigación y recopilación de entrevistas, Leta examina la situación real de las mujeres en China en seis capítulos donde nos presenta las presiones y desigualdades sociales que sufren debido a una arraigada tradición patriarcal.

Resumen

Capítulo 1 China’s “leftover” women

En este primer capítulo la autora comienza tratando la estigmatización promovida por medios oficiales con la imagen de “leftover women” en artículos de revistas, dibujos y series, donde presionan a las mujeres para que no sean exigentes eligiendo marido y no retrasar la edad de matrimonio. Coacción centrada en mujeres urbanitas con estudios. También nos llama la atención sobre el desequilibrio demográfico provocado por la política del hijo único, y que ha conducido a la promoción de agencias y programas de ‘matchmaking’ para que los jóvenes se casen y tengan hijos cuanto antes.

En esta primera parte, nos presenta a tres mujeres de 26 años con ideas distintas respecto al matrimonio: Zhang Yu que se mudó a Shanghái para huir de la presión de sus padres; Chen, quien evita a su pareja debido a la mala relación que tienen, pero aceptaría casarse con él para no ser una “leftover woman”; y Li Fang, recientemente casada por la presión que recibía, pero perdió el trabajo y vive de sus ahorros, pues no tiene la confianza de pedirle dinero a su marido, aun así está feliz de no ser una “leftover woman”.

 Capítulo 2 How Chinese women were shut out of the biggest accumulation of real-estate wealth in history

Hong Fincher nos presenta el problema de la propiedad en China, y es que, debido a concepciones sociales tradicionales, es común que las mujeres acepten poner la casa matrimonial solo a nombre del marido, al margen de  cuánto dinero ellas o sus familiares hayan invertido en la casa. Además de la obvia pérdida económica que esto supone para la mujer, también crea una dependencia del marido, sobre todo en ciudades como Beijing o Shanghái, donde los precios de la vivienda son tan altos que resulta muy difícil acceder a la compra de una vivienda no importa el sueldo que tengas, no es suficiente para comprar una casa.

Ilustra este problema con Wu Mei quien, ganando el equivalente a 160 mil dólares al año, estuvo años atrapada en un matrimonio abusivo al no poder independizarse por estar la casa a nombre de su marido, a pesar de que ella y su familia también pagaron por la casa. Aunque las mujeres no quieran perder derecho a ser propietarias, lo aceptan por presión familiar y social como también es el caso de Yan Mei de 25 años, que aceptó casarse sin estar de acuerdo con el contrato prenupcial por miedo a convertirse en una “leftover woman”, o Wang Li de la misma edad que, aunque en un principio se negaba a poner la casa solo a nombre de su novio, por la presión de sus padres y suegros se acabó resignando.

Capítulo 3 China’s giant gender wealth gap

La investigadora profundiza en el problema de la venta de propiedades por los elevados costes de compra con el auge del mercado inmobiliario. Muchos padres se niegan a ayudar a sus hijas económicamente, aunque sean hijas únicas, como el caso de Guo Yuan cuyos padres se negaron a ayudarla con el pago de la casa, pues una mujer no necesita tener propiedades. En cambio, sí la presionaron para ayudar a pagar una casa para su primo. Por la concepción de que el hombre sí necesita una casa para casarse, muchos padres solo ayudan a sus hijos o familiares varones.

También se aborda la importancia del hùkǒu 户口 y su papel en los matrimonios, pues la obtención de un permiso de residencia también motiva muchos de conveniencia, matrimonios falsos o cuyos cónyuges apenas se conocen.

Capítulo 4 Back to the Ming dynasty

Leta hace un recorrido histórico del estado del derecho de la propiedad y cómo se ha deteriorado para la mujer desde la dinastía Song (añade fechas) hasta la actualidad.   Durante esta época la propiedad del hogar familiar podía pasar a la hija a pesar de tener hermanos, pero en dinastías posteriores, la Ming (fechas) y Qing (fechas) se prefería que las posesiones siempre pasasen a los hombres con el objetivo de seguirla línea hereditaria patriarcal hasta principios del s. XX.

Con la instauración de la República Popular China y el liderazgo de Mao se les devolvió a las mujeres muchas propiedades en el campo antes de la colectivización, pero a partir de la Reforma y Apertura en los años ochenta, las tierras rurales volvieron a ser mayormente de hombres, pues según la visión tradicional las mujeres casadas no necesitaban esa propiedad.

También destaca la vuelta del “precio de novia” o la dote. La familia del novio paga a la familia de la novia antes del matrimonio, especialmente en zonas rurales donde el desnivel demográfico es mayor, pero también en zonas urbanas se espera un regalo económico de la familia del novio, como el caso de Ding Shen con 28 años, ya comprometida, sus padres esperaban un regalo antes del matrimonio, pero la familia del novio no podía permitírselo, por lo que fue la pareja la que tuvo que aportarlo.

Capítulo 5 Wives caught in China’s web of abuse

En este capítulo expone el grave problema de los matrimonios abusivos en China, con mujeres atrapadas, sin casa propia y sin apoyo gubernamental ni social. Se nos presenta a Wang casada a los 26 años de manera apresurada para no convertirse en  una “leftover women” Wang sufrióen un matrimonio abusivo durante años, normalizado por ambas familias, incluso recibía reproches por exponer intimidades familiares cuando llamaba a la policía o iba al hospital. Y es que en China no existen leyes específicas (al menos en el momento de escritura del libro) contra el maltrato o el abuso sexual en pareja, por ello, aunque lo denunciase a la policía o tuviese pruebas del maltrato, esto no influyó en el divorcio, en el cual perdió la casa y la custodia de su hijo.

También se trata en profundidad el famoso caso de Kim Lee y su marido, que se hizo viral en China y tuvo mucha repercusión en los medios. Su marido Li Yang la maltrató física y psicológicamente durante años, fue un caso pionero al ser condenado por violencia doméstica e imponérsele una orden de alejamiento.  Aunque esto se debe en parte a que Kim y sus hijas tienen la nacionalidad estadounidense, las mujeres chinas apenas reciben ayuda, llevándolas en muchas ocasiones a autolesionarse o suicidarse.

Pero Leta Hong Fincher afirma que la violencia intrafamiliar no solo la perpetúa el marido o novio, también es común que los padres maltraten a sus hijas, sobre todo si no son heterosexuales.  Así, en el último capítulo Fighting back, Leta presenta la precaria situación de la comunidad LGBT en China, especialmente para las mujeres, y el creciente activismo en los últimos años.

Se centra en varios casos específicos: Li Maizi con 24 años, lesbiana, participa en un grupo activista que protesta contra la discriminación en la educación, la violencia de género, etc. Acciones perseguidas por la policía y censuradas en redes sociales con el sistema gubernamental de “mantenimiento de la estabilidad” wéiwěn 维稳, que incluye sobornos, persecuciones y detenciones ilegales.

Algo similar ocurre con la comunidad LGBT, la homosexualidad masculina es más aceptada que la femenina, y aunque su situación ha mejorado entre los jóvenes, se mantiene una regia censura en los medios. El gobierno no permite grupos de activismo independientes, no se pueden registrar tampoco como ONG, y por ello no pueden recibir ayuda económica. Debido a la negación social hacia estos grupos es común encontrar casos de hombres gays casados con mujeres heterosexuales (con o sin conocimiento de la mujer) o xíngshì hūnyīn 形式婚姻 matrimonios funcionales de hombres gays con mujeres lesbianas, para evitar la presión social.

Por el peligro que supone el activismo político, muchas mujeres optan por ir en contra de tradiciones como el matrimonio, soportando discriminación y sexismo como “leftover women”, pero teniendo una vida independiente.

Conclusión

Personalmente esta obra me parece indispensable para los que deseen aprender sobre la situación de la mujer en China en ámbitos tan importantes como los derechos de propiedad, el matrimonio, la libertad sexual, etc. A pesar de incluir términos técnicos y datos específicos legales e históricos, Leta los simplifica y aclara, ilustrándolos con los numerosos casos reales que nos presenta, situando al lector de manera más realista y empática con los temas y problemas que se presentan, ayudando a comprender las concepciones sociales y políticas gubernamentales que moldean la vida e imagen de la mujer en China en la actualidad.